Casi todas las veces, una imagen puede transmitir una serie de emociones y sensaciones. Incluso puede llegar a convocar a los 5 sentidos. Una fotografía puede darnos alegría o tristeza, pero también puede ponernos los pelos de punta, llegándose a producir no sólo reacciones psicológicas sino también físicas. La imagen produce sentimientos, llegando a nuestra parte más mental, pero también sensaciones, induciendo al lado más tangible. Y por si fuera esto poco, una imagen también puede describirse con atributos físicos. Podemos describir lo que vemos en base a sabores, texturas, melodías o recuerdos. ¿Acaso una imagen no puede ser dulce? ¿O rítmica? ¿Por qué no? 

La fotografía de Amandine Van Ray es uno de esos casos donde la imagen se relaciona con los sentidos, con lo físico. O por lo menos, eso es lo que hemos sentido en La Caja de Inventia. La obra de esta artista de Estonia transmite suavidad por doquier. Sí, una imagen puede ser suave, y no sólo cuando la tocamos en papel. Este atributo que en principio puede parecer tan físico se ha logrado gracias a  la combinación de colores pasteles, a un tratamiento de los elementos muy delicado, transmitiendo un trabajo minucioso en el volumen de los personajes que aparecen en los escenarios. 

Pero no sólo nos detenemos en el aspecto gráfico de la imagen. El significado también halla la suavidad de la que hablamos. La obra de Van Ray incluye elementos surrealistas donde el concepto de «volar» está presente. Donde los personajes principales fluyen, flotan o emergen. Donde los elementos naturales como la tierra, el agua o el aire son los que nos hacen sentir gozo al ver semejante belleza surrealista. 

Toda una obra de arte gráfica donde la feminidad, la belleza y lo etéreo están presentes. Y si una imagen nos hace sentir todas estas cosas, ¿cómo no vamos a querer seguir admirando imágenes como éstas?